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- H:!t- gún el Apóstol templos vivos de Dios. Por lo cual hemos de poner gran cuidado en recoger nuestros sentidos y potencias a lo interior, a donde con viva fe, retiro y desnudez total de tódo lo criado y de nosotros mismos, nos en– treguemos del todo con suma paz y tranquili– dad a nuestro Dios. La cuarta es ~fectiva. Consiste en que, sin que preceda discurso, sóle con la iluminación sencilla intelectual, sin poner ningún cuidado, la vo untad se halla levantada a un amor fer– voroso de Dios; y muy conforme y unida con su Majestad Divina por amor, sin que ninguna ocupación ni empleo la apart e. de este amor y confonnidad. ·Esta presencia de Dios es pasi– va, sobrenatural y la suele -Dios comunicar cuando quiere a las personas que tienen muy purificadas sus potencias y sentidos, y han muerto a todo lo que es de su propio gusto; de las cuales dijo San Pablo: Estáis muertos, y vuestra vida está ·escondida con Cristo en Dios. («Ad Col. •) (f) (1) El recogimiento pasivo o infuso, de que habla el autor, nos lleva de la mano al corazón mismo de la mística, y no estará demás un apunte para complemen– to de estas instrucciones; porque practicada, como en-

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