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-XVII- que por ingratos no corr-esponden a sus llama– mientos; -a los cuales amenaza Su Majestad Di– vina, diciendo: Porque os llamé y no quisisteis oírme, no hicisteis caso de mis inspiraciones, en la hora de vuestra muerte. yo me reiré de vosotros. · <Quia vocavi et renuistis; ego quoque tn·· interitu vestro ridebo (Prov. l. 24.) . Y por cu!IJitó llegando Vuestras Caridades a la Seráfica ·Religión y hallando tantos ·ejerci– cios espirituales, y tan continuados, podían pa– decer algún engaño, pareciéndoles que conse– guirían la perfección con sólo estar en lugar tan santo y estado tan perfecto; han de adver– tir lo primero, que al Religioso particular no lo hace perfecto ni ellugar ni el·estado; porque aunque el estado es .de más perfección y está en el lugar más santo, con mayores ocasiones de conseguir la perfección; pero si no la'logra, obrando según lo que pide su·estado y obliga- · ción se quedará imperfecto, y aún podrá ser malo; como sucedió a los ·malos ángeles en el cielo y a judas en el' apostolado. Por eso San jerónimo, escribiendo a Paulina le desengaña diciendo: •No es digno de alabanza el haber vivido en jerusalén, sino el haber vivido bien