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CAPITULO XXII De la presencia de Diós. Del modo de llevar a Dios presente. El andar en la presencia de Dios es ejerci– cio encomendado no sólo de los Santos Padres, sino también del Espíritu Santo: «In omnibus olis tuis cogita illum; (Proo. 3. •) porque con él se evitan las culpas, se vencen las ten– taciones, en medio de los bullicios y ocupacio– nes conversa el alma con 04os, y por último· se consigue la perfección. Este santo ejercicio consiste en los actos de las tres potencias, como la oración, porque no es otra cosa que una oración continuada; la misma, que hizo por ·ta mafiana y afectos que sacó, ha de continuar todo el día, y as! la presencia de Dios es de tantos modos como es la 'oración. Comunmente se reduce a cuatro: · •Sacramental, imaginaria, intelectual, y afec– tiva.• La sacramental consiste en avivar la fe 'de que Cristo, verdadero Dios y Hombre está

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