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-172- oderunt-vos. ( «MATH. 2, 5.») El segundo, de– seándole toda felicidad y gozándose de sus bienes temporales y espirituales, como lo hi– cieron los hermanos de Rebeca, Jos ¡:uales, ·gozá.1dose de sus felicidades, como si fueran propias, le dijeron: Nuestra hermana ·eres, ojalá crezcas a millares en dicha~. (Gén. 24. >) El tercero, procurando todos sus biepes con nuestra oración, palabras·y obras; procu, rando cumplir su voluntad cuando sin ofensa de Dios se ,puede hacer, ejercitando con él las obras de misericordia. El cuarto, perdien– do su vida, si se ofreciese, por la salud espi– ritual de nuestros prójimos, aunque nos hu·– biesen hecho muchos agravios. Los motivos que hay para amar al próji– mo son.rr.uchos: ·El primero, porque Dios lo manda. El segundo, porque son imágenes de Dios. Y el tercero, porque somos hermanos espirituales, pues Ntro. Padre es Dios; y na– turales, pues todos somos hijos de Adán y Eva y esperamos ser compañeros de la Biena– venturanza. El cuarto, ·por los males que evi– tamos y los bienes que se nos siguen. Manda . Dios que amemos al.prójimq como a. nosotros
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