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-!59- se ha de descuidar .tener a.raya a todos los de– más vicios, y singularmente si alguno se des· manda, sino que debe volver las armas con– tra aquel que actualmente y más de cerca mo– .lesta. También ha de haber cuenta en ahogar al principio los vicios y pasiones; porque lo que al principio es muy fácil, después si cobra fuerzas, se hace muy dificultoso. Lo mismo ha de estar advertido el valeroso soldado de Cris– to, de que no ha de huir de todas las ocasio– nes de pelear, ant~s bien ha de buscar algunas y estimarlas mucho, porque as ocasiones son medios necesarios para conseguir las virtudes y conservarlas. ¿Cómo adquirirá hábito de pa– ciencia el que huye la ocasión de ejercitarla? ¿Cómo adquirirá humildad el que huye los des– precios? Por lo cual no se ha de retirar de to– d!ls las ocasiones, porque esto es salirse del empeño. Y así dice S.antiago. «Resistid al dia– blo y huirá de vosotros.» (Jac. 4.) Sólo el vicio sensual se vence huyendo, y a este de ninguna manera se ha de hacer fren– te: Primero, porque es fuego y el fuego a todo cuanto se le allega, avasalla. Segundo, porque es ininundisimo, y hasta la imaginación que se llega a él queda manchada. Tercero, porque

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