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-.147- si hubiera otra cosa más excelente, se las hu– biera dado a Cristo Ntro. Señor y a María Santísima; pero no les dió sino trabajos. Es– tos nos los envía Dios para grandes utilidades u fin de enmendarnos de nuestros defectos, sa-· tisfacer por los pasados, despegar nuestro co– razón de 111S- cosas terrenas, poniéndonos en ellas tantas mayores amarguras cuanto más las amamos, para que de esta ·suerte acuda– mos a .la Majestad Divina y le amemos con todo nuestro corazón; además para que ejerci– temos las virtudes y con trabajos y penalida– des comprar el cielo, el cual después de haber padecido mucho, se nos dará de gracia, como dice el Apóstol: «Non sunt condignae pas– siones hujus ternporis ad (uturarngloriarn, quae reoelabitur in nobis. >(Rom. 8.) · Los grados de conformidad con la volun– tad divina en los trabajos se pueden reducir a cuatro. El primero, llevar sin resistencia ni re– pugnancia la adversidad, por más ardua que sea; así lo aconseja San Pablo, diciendo: •En la tribulación sed pacientes, en la oración con– tinuos.> (Ad. Rom. 12.) El segundo, llevarla con alegría y con· lento del alma; como lo hacia el Apósto San

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