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-128- men, dolor y propósito, se llegará a confesar diciendo: Sea alabado el Santísimo Sacramen– to del Altar y la Purísima Concepción de Ma– ria Santrsima, Señora Nuestra>; se arrodillará a los pies del confesor y besará la tierra, di– ciendo: cBeizedicite• ; y habiéndose persigna– do, se inclinará profundamente y dirá la confe– siÓn general hasta aquellas palabras por. mi grandfsima culpa, » y entonces levantará el cuerpo y sé acusará por el interrogatorio dicho, diciendo: en or<!en a Dios me acuso etc. etc. Se ha de acusar sólamente de aquellas ·cosas en que ha faltado, sin artificio de palabras compuestas y estudiadas, sino con sinceridad y brevemente, no explicando con muchas pa– labras compuestas los pecados que de una vez se pueden confesar; y se ha de acusar de lu cierto conio cierto, de lo dudoso como. dudoso. Y advierto que hay obligación de con– fesarse los pecados mortales y los que duda si lo son. Los veniales, si hay materia cierta de confesión, como es un mortal, no hay obli– gación de confesarlos, aunque es de mucho merecimiento, y los Religiosos siempre los confitsan, por ser su ordinaria materia. Con-e cluida la confesión de la vida presente; dice:.

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