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- -127- tima y quisiera perder más o haber perdido to– das las criaturas que a su Majestad Divina, es– te tal tiene verdadero amor de Dios, y dolor de haber!~ ofendido aunque no tenga lágrimas ni sentimiento. Antes, pues, de llegarse a confesar, con– sidérese a los pies de Cristo Crucificado, pon– ga la atención en las llagas, dolores y sangre que vertió por sus culpas, en los beneficios que le ha hecho, en el amor grande que le tiene, y su mucha ingratitud y mala correspondencia, los muchos daíios que suelen seguirse aun de las más leves culpas, y otras santas considera– ciones, con las cuales se excitará a dolor y propósito de la enmienda. El cual propósito no ha de ser veleidad sino de firmeza. Servirále para firmeza el considerar que el no cumplir un hombre con lo que ofrece a otro, se tiene por vil; pues ¿cuánto más lo será el ofrecer a Dios Eterno, Rey Magnífico, darle palabra y no cumplirla? Procure también hacer actos de Fe, Esperanza y Caridad, y cuanto más tiempo,y aCtos más fervorosos hiciere, tanto con mayo.r disposición llegará a recibir el sacramento de la penitencia y con él más gracia. Habiéndose preparado con el debido exa-