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CAPITULO XV PRACTICAS DE PERFECCION Del modo de confesarse de ordinario <tl Mandan nuestras Constituciones, que cada uno de los Religiosos se confiese por lo me– nos dos veces a la semana. Ha de ser con la debida disposición, como si cada vez se con- (1) RecQrdemOs también aquí una sentencia del P. Cri– sóstomo «Una est ornnium scriptorun sententia: Ecclesia– sticorurn.confessionem quam certissime promovere ad religiosam perfectlonem; valet enim ad purgandum cor¡ ad extirpanda vitia et malas et noxias consuetudines; ad conquirendarn animi fortitudinem, et ad ·promoven– dum et servandum cordis nitorem.» Son estas unas ven– tajas y excelencias demash~do preciosas para dejar de procurar hacer con toda diligencia esta obligación se– manal, que por muchos motivos se impone. aunque no era preciso que se impusiera... Antes de señalar el mé– todo de confesarse bien, que pone el autor, bueno será advertir, ·que aunque las antiguas ·cuentas de concien– cia desaparecieron de nuestras prácticas, no debe olvi– darse la importancia de ser claro y sincero, por lo me– nos en la dirección del alma, que generalmente se hace e.n la confesión. Es este un .. ~iercicio libre y voluntario,

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