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-112- las misas comulguen espiritualmente, y ofrez– can con el sacerdote a Dios aquel gratísimo Sacrificio, acordándose de rogar a ia divina clemencia por todos los fieles, vivos y difun– tos, señaladamente por nuestros bienhechores, a quienes debemos tanto. El modo de oir 11\isa, puede ser de dos ma– neras. La primera: como la misa, además de &er Sacrificio, que el sacerdote ofrece al Pa– dre Eterno por sí y por todos los fieles vivos y difuntos, es una viva representación de · la vida, pasión y muerte de Jesucristo, se puede ir meditando en la significación de las vesti– duras y ceremonias que lleva y hace el sacer– dote; las cuales ceremonias cada una tiene su particular significación. Sólo diré algunas; . porque todas no caben en la cortedad de este librito. En el ministro o ayudante se representa el Arcángel San Gabriel. El entrar el sacer– dote en la sacristfa, la Encamación del Hijo de Dios en las entrañas de María; el amito, el paño con que le cubrieron los ojos a Nues– tro Redentor en casa de Caifás, jugando a eadivina quién te dió•; el alba, la v-estidura· blanca y de desprecio que le mandó poner

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