BCCCAP00000000000000000000231

-104- que faltan estas súplicas al comenzar la ora– ción; a no ser que gozando el don de recogi: . miento, se tenga también facilidad de entrar luego en las potencias de Dios. Conviene, pues, no olvidar estos medios que utilizaban los Santos. <Domine, doce me meditare·,,. «Domine; ad adjuoandum me festina.> Insistiendo en estas peticiones, se llega con relativa facilidad a tener sujetas las poten– cias, y se logra hasta la contemplación ordina– ria con el favor divino. Pero ahora debemos proponer el ejercicio de la oración externa. Fuera de la oración li– túrgica, que es la más excelente, se practican con devoción y cariflo las que ataflen a la glo– _ria de la Santísima Virgen. La Orden Seráfica tiene por herencia.un entraflable amor a la Ma– dre de Dios, cuyas glorias ha hecho como su– yas desde que Scoto tuvo la fortuna de defen– der con éxito en París la verdad de la Jnma~ culada Concepción. Era _entonces corriente la doctrina contra– ria, y por eso hasta Sto. Tomás y S. Buena– ventura fueron por esas aguas bien contra su devoción y querer. . [,a Corona Franciscana en honor de las

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz