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-lltl- ciertan, causan enfermedad, muerte; ·así las pasiones, si van bien gobernadas por la razón, engendran las virtudes morales; pero si se al– teran y desconciertan, engendran los vicios; por esto es necesario tenerlas siempre rendi– d&s a las leyes de la razón, lo cual se puede hacer con la asistencia divi.na. Además de estas dos facultades, tiene el al– nia tres potencias, que son: memoria, entendi– miento y voluntad, las cuales también queda– ron desordenadas por el pecado. El entendi– miento entre otros desórdenes suele padecer cuatro: primero, obscuridad e ignorancia de las obligaciones· de la propia persona, profe· fesión y estado que ha de procurar cada uno saber bien; porque como dice S. Pablo: •Si al~ gunp ignora lo que tiene obligación de saber, será de Dios reprobado• Si quis ignorat, ig– . norabitur. (J.• AD CoR. 14.) Segundo, un apetito de saber cosas curio– sas e inútiles, apetito que hace gastar mucho tiempo, a veces, en saber novedades, leer li– bros curiosos, en conocer pro,.oiedades de las cosas naturales y otras cosas que no sirven de utilidad alguna, sino de perdimiento .de tiem– po y de distracción. Este apetito se ha de mo-
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