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CAPITULO XI Del modo de mortificar los sentidos ex– teriores. (1) Crió Dios al hombre en el feli;¡; estado de la inocencia, en cuyo estado no tenía cosa desor- (1) Nuestro admirable P. Crisóstomo Schem escri– bió estas hermosas palabras: Notandum tibi, ditecte -fi. li, · quicumque virtuturn studiosus, ad perfectionem anhe· lans; summam illius totam in eo consistere, '4Í omnia vi– tiorum zizania et pravorum affectuum loliilrn ex animi agello ditigenter studeas eradicare, et e contrario om– nium habituum bonorum et virtutum plantula illi insere– re, quae duo plerumque coincidunt..... Sobre este fun· damento quiere basarse el autor en este capitulo y en el siguien~e, al proponer la mortificación de los setÍti– dos y potencias, sin lo cuat · seria varia toda tentativa de perfección. Si lo más sólido de la devoción es la ex– tirpación de los. vicios, nada mejor para esto que la práctica que ahora se recomienda.- Más que en ayunos y cilicios aprovecha el alma en este ejercicio. Nuestro P. Castelvetere en «Su Director Ascético Místico• trata de este punto muy bellamente, y de allf podrá el P. Maestro valerse para fomentar tan fructuoso ejercicio. Con parecer que ~es cOsa de lll vía pUrgativa, nada se logra sin él ni en la Iluminativa, ni mucho menos en la unitiva. El alma tiene que procurar ensenorearse 'cte to– das sus potencias y sentidos:-jerarquizarse.
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