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-84- -es tentación bien clara; porque ¿qué persona habrá, que por grandes ocupaciones que ten– ga, de 24 horas del día, si se dispone, no pue– da emplear siquiera una hora en la oración? A otros les persuaden los demon·ios que la ora– ción es una cosa muy dificultosa, lo cual es en– _gafio bien manifiesto, porque apenas hay cosa más fácil. Y si lo que he escrito de la oración hasta aquí, a alguno le pareciese dificultoso de -entender y ejercitar, por lo menos ¿qué perso– na tan rústica ·habrá, que no sepa amar a su _padre, dar gracias a su bienhechor, tratar cun su amigQ; manifestar su enfermedad al médi– -co, pedir perdón al que tiene agraviado? Pues Dios es nuestro Padre, nuestro bienhechor, :n·~estro amigo, nuestro médico y· todo nuestro .alivio y remedio. Póngase en su presencia, .ámele, pídale perdón, déle gracias, ofrézcale servicios, trátele con grande reverencia y afec– to, que· buena oración hará. No es Dios como Jos hombres, que atienden a las limadas pala– bras y a los agudos discursos; de lo que Dios se contenta es de la fineza y de la buena vo– luntad y de los fervorosos afectos, de lo cual minguno, pór ignorante y rústico que sea,. se ¡puede excusar.

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