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-82- dente, leído en materias espirituales. (!)y ex– peiimentado en ellas, con el cual se ha de confesar generalmente, para emprender nueva vida. Le ha de manifestar enteramente su con– dencia, lo malo y lo bueno, y obedecerle con gran puntualidad en todo lo que le ordenare; . pidiéndole en todo consejo, y gobernándose por su dictamen. Esto es necesario para no errar; porque Dios tiene vinculado el gobierno de las almas en el consejo del confesar, su mi– nistro y sustituto. Es también muy útil, por– que de ésta suerte se ejercita la humildad, se vencen las tentaciones, el propio juicio y vo– luntad, lo cual es'grande merecimiento. Y aun– que algunas veces se confiese con otros con– fesores, lo que muchas veces conviene, pero el gobierno de su alma sólamente lo ha de en– comendar a uno, y no le ha de dejar sino a más ·no poder; porque es muestra de gran liviandad y falta de espíritu andar de confesor en_confe- (1) Decía Santa Teresa en cartas del 14 de .abril de 1562: «Las lides y casos de conciencia pueden resolver los canonistas y teólogos. Las cuestiones de vida espi– ritual pertecta deben tratarse con Jos que la practican.~ De este principio teresiano ·se echará de ver cuanto im– porta topar con varones experimentados y doctos, cuan– O.o Dios llama al alma por un camino más o menos ex– traordinario.

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