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-71- tierra necesita unas veces del agua, otras de sequedad, unas ocasiones de calor, otras de frío, así el corazón terreno unas veces necesi– ta de consuelo, otras de sequedades para qu~ se humille, a fin de que no se cebe en ningún consuelo, sino sólo en Dios; para que· le bus– quen con mayor cuidado y que merezca más, padeciendo. Cuando así se hallare, válgase de las razones dichas, persevere en oración, aun– que sea c'im mucha pena, imitando a Cristo Señor nuestro, que hallándose en el huerto, cer– cado de angustias, no por eso desistió en ella; sino que antes bien aumentó. PROLIXIUS ORABAT. (Luc. 22) y por haber persevera– do, recibió el consuelo del cielo. cAparuit ei Angelus con[ortans eum. Otras veces acompaña a la oración, la de– voción substancial, la cual según·Sto. Tomás, ~s: •Una voluntad pronta para hacer todo aque– llo que pe!lenece al culto y servicio de Dios». A esta devocion, que es la sólida y verdadera, suele seguir la accidental, la cual es: <Una sua– vidad y consolación espiritual >. De ésta, dice nuestro Se.ráfico Doctor S. Buenaventura, sue– len originarse grandes fervores y afectos, y se ha de 'recibir con mucha humildad, valiéndose

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