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-70- buena semilla, no produce frutos, así'también !il alma, disponiéndose muchas veces de su parte, se halla con arideces por inucho que ha– ga, con distracciones en el entendimiento y sin ningún afecto de la voluntad. De tres causas pueden nacer las sequedades de nosotros mis– mos, del demonio y de Dios. De nosotros· mis– mos nacen por tener el alma oscurecida con al– gunos defectillos, negligencias y aficiones de– sordenadas a las cosas de la tierra; como el que tiene algo cargado el estómago, no puede dor~ mir, así el que tiene cargada el alma de aficion– cillas y afectillos no puede estar con sosiego de espíritu, ni quietarse en la contemplación. El medio es evitar todo lo que a Dios desagra– da y andar con fervor . Suelen nacer también del demonio, para res– friar el espíritu y desviarlo del ejercicio santo de la oración; pues conoce .que de este ejerci– cio se le originan al alma todos los bienes. El medio es el que dió Cristo Sei'ior nuestro di– ciendo: •Coiwiene orar ·con perseverancia:» •Oportet semper orare et non d~ficere. > (Luc. 18.) Otras veces nacen de Dios, para aprovecha– miento espiritual del alma; porque así como la

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