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270, PRÓLOGO dalas a madura deliberación y, compu– ra.dos los votos manifestados, ca.qtpusie– ton el texto definitivo como ahora 9e ofrece a les Superiores y a los religiosos todos. . Echaráse de ver a primera vista que el criterio seguido en componer esta com– pilación discrepa bastante de los demás anteriormente empleados. La misma im~ periosa necesidad de conciliar los anti– guos estatutos con el derecho actual acon– s_ejaba el empleo de una terminolcgía en consonanc_ia con él, abandonando la an– tigua, mucho m.ís imperfecta. FQera de e-sto, para elirpinar los sobredichos incon– venientes que- presentaban las anteriore$ colecciones, restándoles no poca utilidad. s_e necesitaba en la nueva codificación un orden claro y ci.:ntífico, pues h~biera sido cosa incongruent¡: conservar las formª's incoherentes de de,retos. exhorta~iones, p.regp.ntas~ cte., en un mismo cuerpo de t~yes. En conse,uencia, todas las o.rd.e~ naciones procedentes de los Capítulos y ~e los D efinitorios: gcneral.es hubieron de ser re.c;ompuestas en forma nueva, cedac~ tándolas a guisa de cánones, que rttuvi~ran tan sólo la substancia de ellas. e;sto fS, su parte di&positiva. A nadie se OC\11-

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