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9o CU" STJTUCIONES ·- CAPÍTULO ill cíen Padrenuestros. En muriendo el Car– denal P rotector de la Orden, digase por su alma, en cada convento, el Oficio de Difuntos ccn una Misa solemne y los le– gos digan por él cien Padrenuestros, y tanto éstos como los coristas apliquen por ~~ u na comun ión. 65. -Nuestrns frailes sean enterrados en un lugar decente; por lo cual, doncU! sin gran dificultad se pudiere, constrúyase dentro de la cerca del convento un pe– queño cementerio para nuestros difuntos, con altar para celebrar Misa. Mas, donde las leyes civiles no consientan esto, pro– curen los Super•ores adq uirir en el cemen– terio común un sílio separado para nues– tros frailes. 66.- Sabiendo muy bien que el si– lencio es guarda fiel del espí~itu adquirido, y que, según doctrina de Santiago, es vana b religiosidad de q uien no refrena su lengua; mandamos, que siempre, en cuanto lo sufre nuestra fragilidad. se gu<Jr– dc el silen,io evangélico, porque, como dice la verdad infalible Jesucrísto, " de toda palabra ociosa hemos de dar cuenta en el día del j uicio" . Pues no es ]eve falta que nuestra b~ca. hable de cosas de

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