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352 - tingentes" nunca dan una se riAad absoluta y ne sobre la existencia Me ningunm propie~ en, rios. El aspecto más interesante (le la argumentación bonpventqriana se preve que h , bfLn A eer sus "razones ne cesarles Por coo las hemos estudiarlo con mAn detención y en especial sobre ellas lleglmos a seftalar ya conclusiones concretas y claras 2 su punto Ae partida "teol gico" quedó completanente demostraAo, contra toAo intento de racionalis- mo, ?oro, *In supuesta la revel-tción ol Seo. r no pasó los lf-lites Cc 1, lo nte ,efenAible cn el problema Me las posibilidades Ce nuestra razón respecto del Misterio. Pórque, la "n sidad" ( y la eviAencia 4uo cupondrian ) Ae tales razones, no es actual y formal sino 8510 r',Alcal y cono exigitiVa. Eeta afirmación se confirmó des") in punto (le vista aist tico desde la tsorga boniventuriana Ae la or- ilena otån natural al fin sobrentural y a ver las copas desAe Dios. Ciorcatente, el teólogo que admita la orAenación natural del espfritu humano al fin sobrenatural y que al mis tanga suficientemente la Aratuidad de la gracia hablar de "razones necesarias" y si evita es r& el contenido ) sin que ello sea en su sisteva, un atentado contra la trascendencia del mis- terio y la indigencia radical Oe nuestra mente.
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