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so del que tienen los demis hombres no -cristianos.- Como la sobrenaturaleza supone la naturaleza, parece que la imagen pri maria y originaria del mundo, ser& idgntica an el cristiano y en £1. - no-cristiano y que luego la fe perfeccionari en el cris - tiano lo mismo que adquirió legitimamente por su luz natural. Yara solucionar acertadamente el problema, hay que tener an cuenta que la fe concede al cristiano una nueva pers - pectiva para ver las cosas si mismo, al universo, en una pa- labra. La novedad en este horizonte y perspectiva vita]. estl en esto el hombre sin fe ve las cosas desde ellas mismas y desde su propia vida natural ; pero, el hombre cristiano ve las cosas y au miffMA vida DESDE DIOS A primera vista se ofrece a cualquiera que la perspectiva, an ~e casos, aunque no llega a ser contrario, pero es muy diferente Este sentir , y experi- mentar la vida y la realidad entera desde su se o DESDE DIOS, no puede menos de afectar profunda y deci si vamente a los conceptos que, reflejamante, se forman el hombre cristiano y el no-cristiano acerca de estas realidades prima i as, y sobre todas las (lerda cono consecuencia.- Determinemos quó sentido se verifica esta diversidad de visión. Hemos de partir del hecho de que la fe, al hombre y a todas las óosas a las que se extiende la actividad del hombre - sobre todo a Dios- nos le ofrece balo otra perspectiva nue- va con relación al nodo natural de ver las cosas. La novedad de la perspectiva afecta tanto al hombre cono a las cosas con

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