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1980 - neas, sobre todo si tenemos en cuenta la preocupación de la Teologia actual por este problema. Pero indicamos la soluci 6n que ofrece 61 Seo. Pr. aen sus principios sistemáticos. que por fortuna el mismo S. Bgenaventura se propuso Al mismo la objeción explicitamente y la resolvió. Si se dice que lo sobrenatural es el fin propio de la creature racional se seguirla que Asta por si misma lo po- drla conseguir como sucede en todos los otros seres, que pue- den conseguir su fin por la virtud misma de su naturaleza.- Responde el Santo Dr. que la analogia no vale en el caso. Por- que el fin de los otros seres es un bien natural incluido en los tArminos de la naturaleza; pero el fin del hombre es el Bis en infinito, que está sobre tod 4 naburaleza (43b ) Pero subsiste la dificultad : cómo explicar que la naturaleza implante en 61 hombre un deseo que ella no puede sa- ciar, e.d., que est& implantado por Dios como Autor Me la natu- raleza y sin embargo Dios mismo no lo ha dellenar en cuanto Autor de la naturaleza T- Es la misma objeción que se encie- rra en el conocido adagio filosófico natura non deficit in 4 N pe N e kligdia i n gle tur, quad all ao creaturae pos aunt ad quem aunt, per virtut natu- rae; dicenctim ,quod non eat simile, quia finis n rae rationalis eat summum barium, quad eat supra natur ; Pi nis yero aliaram creaturarws et barrada creatum, quad eat infra terminos naturae ; ideo creatura rationalis magia indiget dono gratis*, ut possit pervenire in suum finem vous aliae creaturae" II S., d. 29,a.1,q.2, ad 4m; II, 699b.

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