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Por eso se explica qUID ablo en Dios tenga su qui l tud el ama humana (43a ). - E]. eje petirlos, que pone a Dioa como con tro de toda retald a como consectencia poner en el al "indigencia" e inclinación ontológica a ser plenamente des- de Dios a verificarse en su modo perfecto, que es la existene cia que tiene en la mente divina. Y esto en el ser anbrenatur realmente ser desde Dios. A esta teoria de la ordenación natural al fin sobre - natural, e le propone siempre de nuevo la dificultad : pare - ce que no salva suficientemente la gratuidad de loa sobrenatu- ral, pues parece hacer depender su verificación en el ser hu- mano de una condición "natural" del mismo como es el deseo natural el ser natural •nte imagen de la Trinidad etc Y si se dice qua este deseo natural es ineficaz, que es una poten- cia ( algo positivo si ) pasiva que 5610 desde Dios es actua- ble surge el problema : qu6 sentido tiene lieblar de un deseo "natural" que la naturaleza misma ea intrínsecamente incapaz de llenar por el desarrollo de au virtualidad ? La objeción es seria y sigue subsistiendo desde hace siglos. Una solución aquietante no la podemos dar an pocas li 43a. "anima eat expressa similitud° Pei. Haec convenienlia in uno extremo ponit inclination et indigentiam, in alio quietationæ at aufficientiam, qui unum factum eat propter alterum o unde ordinatur ad alterum: I Sl o d.X,a.3,q.1 o ad .1m.I 39; y toda la q..-Cfr. pg. 14-30 , 54-59, de esta tesis.

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