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160 J. DUNS 8OCTQ. Podemos considerar la doot na del Doctor Sutil sobre las pruebas de la Trinidad, co- mo la última formulaoión de la doctrina fraaciscana sobre la cuestión. Podriamos resumir el pensamieato del gran TJaestro en las eigaientes afirmaciones Sn primer lugar nuastra razón puede demostrar que los dog1Í4a 3 revelados son posibles j en el sentido de que no esteln contra ninguna verdad de orden natural cono- oida con certeza. "Vinguna cocea de fe repugna con una ver dad que se sigue de principios verdaderoe". e puede taml- bien probar la no imposibilidad o posibilidad negativa del misterio y resolver las objeoiones que se pongan con- tra 41 (69). Pero todavia podemos dar un paso s : en prinoiaio admite soeto cale es legCtima la intervenoilm de la razón en orden ,a probar los misterios de la fe. 4a contra de 3 jto Tomes sostiene Ssooto que en principio no se puede decir que sea peligroso para la fe dar razones probativas de los misterios si es que real ate se en ouentran tales razones. De hecho los grand3s Doctores de la Iglesia propusieron tales razones sin exponer a irr n las verdades de fe ni disminuir el mArito de la mis- Ox.I l d. s q.70.8 d.4 1 q.unioso.15 nidad en )artioular 0°11.100.4 ; 5,186 Ed.Vives t toma9 r 547b. C Ox.III, 4,199. Re oto al dogma de la Tri- : Itoport. i da l q.80.4 22 , 90a. ss.

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