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146. No nos interesa ahora cada uno de los argumentos particulares coa que Rogerio prueba su tesis nos basta fijarnos ea el valor probativu que les atribuye. Y en es- te punto, a pesar de sus ambiciosos intentos, termina re - conociendo que no es posible dar una demostraoión "plena" de estos misterios mientras estemos en este destierro (64) Rechaza el nullo modo" de Santo To s, y propone argumen- tos que verdaderamente prueban , no con toda cer- teza. En conformidad con este principio hay que decir que los ftl6scfos no pudieron oonooer la Trinidad. Respecto a las razones" de Ricardo, ciertamente se ha de oonoeder kue existen razones necesarias a favor de los misterios pero nosotros no las oonooemos 003* tales. La explicaoión agustiniana tomada de la imagen de la Trinidad en el alma, lo juzga como "exemplum gis disoonveniens Tiara oonve- ninns El argumento tomado de la difusión del sumo bien que nunca so logra plenamente sino en la difusión personal por via de naturaleza y de voluntad, vale para convencer a la razdn ilustrada or la fe (65). En una palabra : sos- teniendo la kgngaoscibilidad natural del misterio, dice Ro- Concedo igitur, quod ad huius trinitatiJ perfeotam noti tiam non suffioit indagatio rationis praesentis exilii". Ibd. 1.cit. 65. Ibd. l ad 9m l l 1 16m ,20m, p, 8 7. Tambiefn Rogerio aduce OWED raz61 siste 'time, de los adversarios de las razones necesarias, el que ellos no admiten que sobre una wiema verdad se pueda dar fe y ciencia : p.76.
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