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125— incipientes especulaciones sobre el misterio de la Trinidad no han de ser interpretadas en el sentido de verdaderas U- mostraoiones racionales del misterio, partea siempre de la fe y quieren dar tan solo "oonvenienciae a priori" de los misterios que oreamos (19). T a mbién dn la cuestión ape estudiamos merece un lugar destaoado el estudio de San Agustfn (20). A pesar del creciente interés coa que prosigue sus investigaciones trinitarias AGU6TIN esta bien oonve — cido de la trasoendeacia del misterio nuestro p nsamiea to, cuando se habla de la Trinidad, se experimenta muy lejos del objeto de su pensar (21). siempre vemos a tra- vés de espejo y enigma cuya oscuridad no podemoo superar. (22) An cualquier 09S0 auestras investigaciones tienen que pattir de la fe, que es el principio de todo conoci- miento y también la regla de todo oonooer : nada hay que a los hombres, es el e7ior de la historia, que asistió de un modo especial al genio griego, para que elaborase unos conceptos filosaioos tales que, al llegar el orle- tianismo, fuesen susceptibles de ser empleados para po- ner de manifiesto lo iis profundo del Mensaje cristiano. — Una interpretacióg sistemétioa de esta teoria cfr. Amor Ruibal, Prob].emaa, 1 1522 ss. Cfr. Groot ob.oit 43.156,161. CO. Haoe_ms solaaente un breve recurrido a través del pensa- miento agustiniano gas puede oompletarse con las ideas y los textoe del Santo gge aduce Bah us, Pie eslroh.Triait. des hl.August. , sobre todo pp.1694190 y 399-410. a. "ipaa nostra oogitatio, aum Doo triaitate oogitamus, loe- ge se illi de quo cogitat l imparem tiat, negus ut est eum oapiat", Trin. 1 1.V0.10.1 ;42,911. 22. ibd. 1 1.XV 0.80.14 1067-1068.
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