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80 A la teoría del vestigio y de la imagen y su valor probativo se opone una objeoión fundamental : la Trinidad, en cuanto tal sólo puede ser oonooida a través de las cosas oreadas - como causa por sus efectos si suponemos que las cosas son efecto de la Trinidad de per - sonas en manto tales, lo mal suena bastante extraio den - tro de la verdadera dootrina teológica. La respuesta adecuada a la objeoión exige el conocimiento previo de la doctrina bonaventuriana sobre el modo de obrar de las Personas divinas ad extra. La he- mos de exponer en la segunda parte. Indicamos ahora, brevemente, que para el Santo Doctor la naturaleza tiene prevalencia sobre la persona en el arden del ser y del o- brar : toda acoión procede elicitivamente de la natura- leza inmediatamente operativa, y la persona es como el término de referencia o atribución de la acción. Esto parece alejar a las personas divinas en cuanto tales de toda acci6n ad extra ; pero hay que tener en cuenta que para San Buenaventura la naturaleza divina no es perfec- tamente concebible sino se la piensa Trina en personas. Y si la naturaleza divina es formal e inmediataaente di- fusiva de si misma en Trinidad, también en mas comunica- ciones el dinamismo divino se ha de manifestar en trini- dad : en la corstitución vestigsal e iconal de todos los seres. Así pues los seres oreados tienen la semejanza

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