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38 MISIONESCAPUCHINAS EN ÁFRICA gedia, estaban preveniendo hilos para curarles las heridas, pero, como ya hemos dicho, no fué voluntad de Dios les hiciesen otro daño que el referido. 16.-Por este medio tan extraviado de la razón humana, para que conoz– camos los esfuerzos del poder divino y que son insondables sus juicios, según cantó el salmista: Judicia tua abyssus multa (41), abrió su Majestad divina camino para libertad de sus siervos, valiéndose dé las mismas trazas de los infieles para ejecutarla con mayor crédito de su infinito poder y sabiduría y seguridad de ellos, porque el veedor o privado, ministro ciego del demonio, envió aquella misma noche en nombre del rey, aunque falsamente, cierta cantidad de gente armada con orden de que hiciesen salir luego de la ciudad a todos los Padres, y no hicieron poco éstos de recabar se suspendiese el · orden hasta la mañana, para lo cual se ayudaron de razones y de algunos donecillos con que los dejaron quietos por aquella noche. 17.-Apenas amaneció cuando volvieron los ministros a requerirles con nuevas diligencias e instancias para que saliesenfuera; el Prefecto les respondió diciendo que él no podía salir sin qablar primero al rey y tomar la respuesta de las cartas que le había llevado; pero, viendo que se resistía y que clamaba sobre que le llevasen a la presencia del rey, echawn mano de él y con ímpetu furioso comenzaron a arrastrarle de los pies, dándole muchos golpes y puñe– tazos, de calidad que juzgó lograr entonces lo que no tuvo suerte de conseguir el día antecedente. Estando en este conflicto, llegaron dos ministros principales y le levantaron del suelo diciendo cómo el rey le llamaba porque tenía que hablarle. Alegráronse mucho del suceso por juzgar habría hecho alguna ope– ración en su ánimo la diligencia pasada. Tomó el Prefecto por compañero al P. Felipe de Híjar y se encaminó a palacio no sin esperanzas de algún fruto, pero sucedióles muy al contrario de lo que habían presumido. (41) Salmo 35, 7.