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INTRODUCCIÓN XXXV nido; sin embargo, Propaganda no remitió los despachos convenientes hasta febrero de 1678, nombrando por Prefecto de la misión al P. Antonio de Tru– jillo y dándole facultad para elegir otros sujetos hábiles para el ministerio, además de los que se habían ya ofrecido (121). Los designados fueron en total catorce: ocho de la Provincia de Castilla, tres de la de Navarra y tres de la de Aragón. Aun a sabiendas de que no todas las dificultades para la embarcación estaban resueltas, el P. Trujillo con sus compañeros· se dirige a Cádiz, donde se encuentra ya el 31 de mayo de 1678 (122). El 22 de agosto de este año aún no había logrado embar– carse (123), haciéndolo ciertamente antes de terminarse el verano y dirigién– dose a Canarias para pasar luego a Sierra Leona; en Tumbá se encontraban ya antes de finalizar 1678. Por desgracia, al poco tiempo de llegar fallecieron dos de los misioneros, mientras que los restantes se dedicaron a trabajar con gran éxito en la con– versión de los naturales. En 1681 el P. Trujillo trataba de pasar a Cabo Verde, cuando recibió la invitación del obispo de quien dependían aquellas islas, de dirigirse a Cacheo, región ocupada totalmente por gentiles. Allá marchó él con seis compañeros, quedando los otros en Sierra Leona (124). En Cacheo estuvieron durante dieciséis meses recogiendo mucho fruto y con gran satis– facción del obispo y de los indígenas, que escribieron al rey de Portugal pidiéndole que los Capuchinos siguieran allí; mas, como se oponían los portugueses alegando siempre las mismas razones políticas, fué preciso que el P. Trujillo dirigiera sus pasos a Portugal a fin de informar personalmente al rey de todo y satisfacer a las calumnias que contra los misioneros habían llegado a Lisboa. Lo hizo así, efectivamente, por medio de dos memoriales que biesen mandado de aquellos países a fin de que, suficientemente instruídos, pudiesen luego volver a convertir a sus compatriotas. · (121 APF, Lett. S. Congr., carta del Secretario al Nuncio, 1 de febrero de 1678, v. 67, f. 6. Para bien de los misioneros se les concedía pudiesen llevar un Hermano lego que fuese enfermero (Carta del Nuncio, 17 de marzo de 1678, en Lett. ed scritt. rif. nelle Congr. part., Africa, I, f. 403). En Madrid se previeron algunas dificultades por parte de Portugal, por lo cual se decidió pedir a la Congregación cartas de reco– mendación que llevase el mismo Prefecto para el Obispo de Cabo Verde (ibid., SR, v. 470, f. 271). (122) No obstante algunas dificultades previstas, el P. Trujillo decidió marchar a Cádiz y esperar allí con sus compañeros ocasión de embarcarse (Carta desde Cádiz, 31 de mayo de 1678, en APF, SR, v. 470, f. 271). (123) Con esa fecha escribía el P. Trujillo a la Congregación pidiendo designase al P. Andrés de Sevilla para que residiese en Madrid y tratase y manejase los negocios relativos a la misión y que asimismo recogiese limosnas para ayudar a la fundación del mencionado colegio proyectado por la duquesa de Aveiró (Acta, 22 de agosto de 1678, f. 101, n. 20). (124) Carta del P. Trujillo al Papa (Lisboa, 9 de febrero de 1683), en APF, SR, V. 496, ff. 350 SS.
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