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D) Carta de los Misioneros españoles en Guinea y Sierra Leona, dirigí.da al rey de Portugal: «Señor: habiendo sido enviados a estas conquistas pertenecientes a la co– rona de V. R. M., por orden de Su Santidad a anunciar el Santo Evangelio, propagar la fe y enderezar y poner en verdadero camino esta pequeña cristian– dad, y habiendo alzado su real beneplácito para asistir en estas partes, no po– demos dejar de notificarle el miserable estado de ·estas almas, solicitando de su piadoso y católico corazón algún remedio. »Lo que en esta parte, Señor, llaman cristiandad, hemos hallado que era un monstruo, engendrado del ilícito comercio de cristianos con mujeres gen– tiles, que, mediante sus amancebamientos, fueron engendrando, como mestizos en el cuerpo, monstruos en la fe, pretendiendo bautizar así sus pecados con ha– cer bautizar sus concubinas, cosa que hasta el presente corre, por lo cual salió a luz este monstruo con cara de cristiandad, manos y pies de ateista, corazón y todo lo demás de gentilidad. Hallamos los amancebamientos como casa– mientos verdaderos y pasaban plaza de maridos y mujeres, aspirando con pun– donor a dar el mis~o estado a sus hijas, constituyendo así familias con sus gra– dos de estimación como por allá, mediante el santo matrimonio, excepto de que haya esa de más punto la familia cuyo padre de familias tenía más núme– ro de mujeres, de que resultaba lo que se deja ver: vivir todos totalmente ig– norantes de los misterios de nuestra santa fe, incapaces de los sacramentos y otras desdichas que omito por poderse fácilmente inferir de los acontecimientos. »Hemos puesto todo esfuerzo en atajar estos daños con continuas exhorta– ciones y doctrinas públicas y privadas; algún desengaño se ha introducido y mucho se ha remediado, ayudando la divina gracia, casando a muchos y estan– do medianamente instruídos no pocos. Llegó el caso .-que es el intento de es– ta carta- habrá dos años, la primera vez, en que fué necesario, según man– dan los santos cánones, negar sepultura eclesiástica a quien comprendía la ley, habiendo sido muchas veces anunciada dicha pena a los comprendidos en ella; y después de algunas amenazas de tumulto, si eso intentásemos ejecutar, se resolvieron a una acción tan ajena de cristianos como fué enterrar ellos mismos de poder absoluto al difunto y hacernos a nosotros la extorsión que pudieron, hasta impedir que nadie nos ayudase en la obra del hospicio que V. R.M. man– dó hacer a costa d.e su real hacienda; pero se concluyó, demás de mucho gas– to, a costa de nuestras manos y del sudor de nuestro rostro : todo lo hacemos por amor de Dios; hicimos las demostraciones ordinarias y llegado a pedir pe– nitencia y confesar sus ignorancias, se ajustó con piedad la materia por incapaz de más rigor. Ofrecióse otra ocasión semejante el año pasado, día de San Mar– tín, obispo; y como estos cristianos los más son hijos y hermanos de genti– les, tomaron éstos la causa por su cuenta, sin duda por quejas o por inducción de algunos cristianos, lo cual, demás de otras noticias, se puede presumir por– que un cristiano, pocos días antes, me amenazó con el rey gentil y en realidad se valió de él para que me mandase no le excomulgase; y así lo hizo el rey, aunque después, por consejo de otros cristianos, desistió de la demanda; lle-

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