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C) Copia de carta de S. M. para el Príncipe de Arda, traducida del idioma portugués. «Noble y honrado Príncipe de Arda: Yo, don Felipe, por la gracia de Dios, Rey de Portugal y de los Algarves, de aquende y allende el mar de Africa, señor de Guinea y de la conquista, navegación y comercio de Etiopía, Arabia, Persia y la India, etc. Os hago saber que llegó a esta corte Bans, vuestro vasallo, que después de convertido a nuestra santa fe católica se llamó don Felipe Zapata, y de vuestra parte me presentó el deseo que tenéis de mi amistad para por medio de ella introducir en esas partes la predicación del sagrado Evangelio, enseñada por religiosos de mis reinos, que para ese efecto me pedís os envíe, y juntamente ajustar la correspondencia con mis reinos para el trato y comercio de los vasallos y todo lo demás que don Felipe Zapata me representó en vuestro nombre. Y me pareció deciros que esta proposición me fué muy agradable y es muy conforme a los deseos que más presentes tengo y a que acudiré siempre con mayor gusto, que es la dilatación y propagación de la verdadera fe de nuestro Señor Jesucristo, y que además de la estimación que hago y haré siempre de vuestra amistad para todo lo que tocare a nuestras conveniencias y de nuestros vasallos, resolví, por complaceros, que partiese un navío que llevase y os restituyese la persona de don Felipe para que entendáis que todos los que vinieren en vuestro nombre a negocio tan del servicio de Dios, como éste, tendrán siempre la misma seguridad y buen tratamiento que él tuvo en esta mi corte y mis reinos. Y en cuanto a las proposiciones que le ordenasteis me hiciese de vuestra parte, determiné enviaros doce Religiosos Capuchinos de la Orden de San Francisco y de esta Provincia de Castilla; se eligieron las personas que parecieron más a propósito para esta jornada en letras y virtud, cuyo gobierno y prelacía encargaron sus Prelados con aprobación mía a Fr. Luis Antonio de Salamanca, que va por Prefecto de esta misión, persona de quien podéis fiar seguramente el negocio de más importancia vuestra y de vuestros vasallos, que es el verdadero conocimiento de Cristo, sin cuya fe y bautismo no puede haber salvación. Y así por haberse dispuesto él y sus compañeros con tanto ánimo y voluntad a hacer una jornada tan larga y tan incierta, a fin sólo de granjearos un bien que no es comparable con otro, como porque son vasallos míos de quien hago tanta estimación y enviados debajo de vuestra palabra y confianza, merecen ser tratados de Vos y de vuestros vasallos como ministros de Dios y predicadores de su santa fe católica, y que les deis todo el favor y ayuda para que consigan el fin a que fueron llamados, que es enseñar en todas esas tierras el sagrado Evangelio e introducir en ellas el sagrado bautismo y los demás Sacramentos de la Iglesia, esperando . que será tan breve y tan grande el fruto que consigan estos ministros evangélicos con vuestra ayuda en negocio tan important e, que me pediréis os envíe luego más obreros, como lo haré con toda buer;ia voluntad por encaminarse al principal fin de esta correspondencia, al servicio de Dios y en la conversión de tantas almas, coma, en esas partes están a riesgo de perderse por falta de quien les enseñe el verdadero camino de la salvación.
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