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B) Carta de· Felipe IV a D. 1erónimo de Mascareñas. «Por cuanto el noble y honrado Príncipe de Arda me envió a decir por Bans (que después de bautizado se llamó don Felipe Zapata), que en su nombre vino a esta corte, el deseo que tenía de que yo enviase a aquellas partes sacer– dotes que predicasen a los moradores de ellas el sagrado Evangelio y de que se asentase comercio de sus vasallos con mis reinos: por haberme sido muy agradable su propuesta, respecto de la ocasión que me ofreció de ejecutar el deseo con que siempre me hallaré de la dilatación de nuestra santa fe católica; y por complacencia en todo he resuelto enviar a Fr. Luis Antonio de Salamanca, Religioso Capuchino y Prefecto de los religiosos de la misma Orden que le acompañan, en compañía del mismo don Felipe Zapata, en un navío que ha de partir del puerto de la ciudad de Cádiz para restituir al dicho Príncipe de Arda su enviado y llevar al dicho Fr. Luis Antonio de Salamanca y demás religiosos, el cual también envío al mismo Príncipe con carta mía y en mi nombre y para que en aquellas partes él y sus compañeros prediquen el sagrado Evangelio a los naturales de ellas, esperando en la divina misericordia que resultará de su ida el fruto de mí tan deseado, que es el aumento de nuestra santa fe católica. Por tanto mando a todos los virreyes, gobernadores de plazas o puertos marinos u otros cualesquiera de tierra y a los Justicias de ellas u otras cualesquiera personas a quien tocare o tocar pueda, de todos mis reinos y señoríos a que fuese o por algún caso aportase el navío que lleva al dicho Fr. Luis Antonio de Salamanca y sus compañeros y don Felipe Zapata, que tengan y reconozcan al mismo Fr. Luis y sus compañeros por misionarios del sagrado Evangelio para las tierras de Arda y juntamente pm- enviados por mí a aquel Príncipe y como tales les respeten y hagan respetar, sin ponerles impedimento alguno en su viaje ni otra cualquiera cosa que necesaria les fuere; antes les den toda la ayuda y favor que de mi parte les fuere pedida y de que tuvieren necesidad, porque de hacerlo así me tendré por bien servido, y de lo contrario, que no espero, me habré por mal servido y lo mandaré extrañar. Y si acaso el dicho navío fuese a algunos puertos o tierras que no fuesen de mi dominio, encargo a los superiores de ellas tengan con dichos religiosos la buena correspondencia que espero y hallarán en mis reinos, haciéndoles el agasajo que necesario les fuere y concediéndoles la ayuda que hubieren menester para proseguir el viaje, asegurándose que el fin de él es sólo para la propa– gación del sagrado Evangelio e ir por mí enviados a Arda con la respuesta de la proposición que se me hizo de parte de aquel Príncipe.-Dada en Madrid, a veintiocho de junio de 1659.-Yo, el Rey.-Don Jerónimo de Mascareñas, Obispo electo de Leiría.-Por mandato del Rey nuestro señor, Alfonso de Lucena» (3). (3) BN.-Ms. 3818, f. 72.

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