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234 MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA aunque no acabemos la vida con los golpes y heridas del hierro y acero, ni nos la acabe la voracidad de las llamas; sino que es suficiente para calificarnos y caracterizarnos con el ilustre blasón de mártir, si en los trabajos y penalidades se halla el ánimo firme y los sufre con verdadera y cristiana paciencia». Y así, verdaderamente, sufrió nuestro Fr. Angel todos los que experimentó en sus largas peregrinaciones y en toda su vida (1). (1) JosÉ DE ALICANTE, O. F. M. CAP., Segunda Parte de las Crónicas de los Ca– puchinos de la Provincia de Valencia. Libro segundo, capítu los XXIX a XXIII, nn . 1.53-178, pp. 175-192. Ms. del Archivo Prov. de los Capuchinos de Valencia. En la trans– cripción hemos suprimido el título de los capítulos. La copia de este documento se la de– bemos a la amabilidad del P. Emilio Ma. de Sollana, religioso de la mencionada Pro– vincia.
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