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214 MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA de ser su confesor entonces. Registréle la mano, juzgando la tendría abrasada y por satisfacer a la gente piadosa, que estaba persuadida a lo mismo, y con esta ocasión me lo dió a entender, diciendo: Ve aquí V. C. las manos sanas y buenas : Su Majestad hace la costa en estas ocasiones, pero después me suele dar a sentir en ellas muy recios dolores. 16.-Detúvose en Salamanca como seis o siete meses, cultivando y perfec– cionando aquella viña del Padre celestial, y, al cabo de ese tiempo, suspirando su celo y fervor a más dilatado campo, se alistó en la misión de Sierra Leona, que por entonces se andaba disponiendo. Tocóme acompañarle hasta Madrid y desde aquí pasó con los demás compañeros a Cádiz. Estando en Cádiz, se le ordenó viniese a Lisboa con cartas para el Príncipe D. Pedro y para el Nuncio de Su Santidad, en que se le suplicaba hubiese por bien de que la misión entrase en sus conquistas, y sucedió lo que dejamos referido en otra parte. Volvió a Sevilla y desde allí a Cádiz, y pasó con los demás a Canarias y luego a Sierra Leona. Perseveró en la misión hasta el año 1684 en que volvió con el Prefecto (164). En llegando a Lisboa, se le agravaron sus muchos y continuos achaques de calidad que no pudo llegar a Castilla. En esta corte y en el convento de la Orden, que sirve de hospicio a los Capuchinos franceses, entregó su alma a Dios, después de haber recibido los santos Sacramentos y preparádose con actos fervorísimos de todas virtudes (165). 17.-Antes de morir le favoreció Dios con muy particulares asistencias, dán– dole a sentir unos como presagios de la gloria eterna que le tenía preparada. Llegó la hora y, entregando su alma al Señor con suma paz y alegría, quedó su rostro tan impasible y risueño, que aun en el mismo semblante mostraba la dicha que poseía. Determinaron los religiosos, atendiendo a su señalada virtud, que la sepultura estuviera separada de la bóveda común y así se puso el cadáver en la iglesia y para señal pusieron un ladrillo de azulejos (166). 18.-Vida y 'Virtudesde Fr. Cipriano de Madrid, Lego.-EI último que murió de los hijos de Castilla que pasaron a dicha misión, fué Fr. Cipriano de ·Madrid, religioso lego, pero de espíritu tan alentado y fervoroso, que gastó muchos años ayudando en cuanto pudo a la conversión de las almas. Primera– mente estuvo en el reino de Arda; después en las misiones de Cumaná y Caracas; después vino a Madrid y pasó a Sierra Leona; aquí perseveró traba– jando hasta que, cargado de años y de muchos achaques, volvió a Castilla y (164) Como ya indicamos antes, se encontraba en Lisboa el 6 "de noviembre de 1684, fecha en que escribió a la duquesa de Aveiró (Cfr. Bibliotheca Missionum, nn. 4706 y 5041). (165) Cfr. la nota 142 sobre esta residencia de los capuchinos franceses . (166) Cfr. también mi obra citada, Necrología de los Frailes Meno~es Capuchinos, 159.
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