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212 MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA una cátedra tan esencial de virtud y de la perfecta imitación de Cristo como lo es ésta. 9.-Finalmente, fuera nunca acabar haber de referir por menor cuanto hizo el siervo de Dios en esta ciudad; sólo diré, como testigo de vista, que duraron más de cuatro meses después las confesiones. generales y con tal abundancia de gente, que no bastaban a veces seis confesores, siendo esto cada día. De los lugares comarcanos acudió también infinita gente, y de unos y otros, de todas edades y sexos, se ordenaron dos procesiones generales devo– tísimas; unos iban disciplinándose, otros con cruces a cuestas, otros aspados y otros con otros géneros de mortificaciones, y en último lÚgar, el P. Fr. Angel con una cruz pesada al hombro, una corona de espinas en la cabeza y una soga larga al cuello y delante un muchacho tirando de ella. De esta suerte concluía siempre sus misiones, pero en ésta fué preciso repetir la procesión para colocar en sus lugares las cruces que aún no se habían acabado de hacer la vez primera. 10.-En una de estas ocasiones se hallaba todo el . Claustro en el insigne colegio de la Compañía de Jesús en un acto; apenas oyeron las trompetas roncas que guiaban la procesión, cuando se levantó el acto y todos los Doctores, Maestros y Catedráticos salieron a la plaza inmediata a la parroquia de San Isidro y, sin poder contenerse, comenzaron a verter muchas lágrimas de ternura y compunción; espectáculo el más venerable que jamás se ha visto. Unos decían: «Esto es saber prácticamente y obrar lo que se sabe»; otros, mezclando las palabras con las lágrimas y suspiros del íntimo del corazón, añadían: «Dios haya misericordia de nosotros : esto es predicar al vivo, esto es enseñar con las obras». Con estos y otros devotísimos coloquios discurrieron en el ínterin que pasó la procesión. 11.-En esta ocasión mostró el Señor soberano cuán grato le era el siervo de Dios y lo que se servía de su ministerio; hubo varias señales y sucesos que lo acreditaron y tan notorios que fueron públicos. Muchos omitimos por justos motivos; además que la mejor prueba es la reformación general que se vió en las costumbres, las restituciones que se hicieron, los odios y enemis– tades que se quitaron, los escándalos públicos de tratos torpes y deshonestos que cesaron y la gran frecuencia de los santos Sacramentos de la penitencia y Eucaristía que se comenzó desde entonces. Con todo eso el suceso siguiente fué tan notable que es preciso referirle para edificación común de todos; el cual acaeció en la forma siguiente. 12.-Tuvo noticias de personas virtuosas y fidedignas cómo aun todavía vivían algunos infelices enmarañados en los lazos de satanás y eil sus públicos amancebamientos; dolióse mucho de esta desdicha y encomendólos a Dios con la eficacia que pudo, y después les rogó a las personas que se lo celaron, procurasen llevar a la iglesia el día siguiente a los tales o los que pudiesen.
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