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200 MISIONESCAPUCHINAS EN ÁFRICA habla la carta siguiente que escribió el P. Fr. Francisco de La Mota al R. P. Pro– vincial de esta Provincia : 2.-«Jhs.-M. R. P. Provincial: Tengo escrito a V. C. por varias vías, pero los accidentes del mar habrán retardado las cartas; por eso, aunque apre– suradamente quise lograr esta ocasión. Yo me hallo dos años ha con continuas y molestas enfermedades, pero al presente mejorado, aunque muy falto de fuerzas, gracias a nuestro Señor por todo. Mis compañeros, el P. Fr. Angel de Fuentelapeña y otro aragonés, tienen alguna salud, y todos nos ponemos a los pies de V. C. y a la obediencia de nuestra madre la Provincia, deseando la salud de V. C. y de todos nuestros carísimos Padres y Hermanos. 3.-«Hallándonos aquí, por una parte, con grandes trabajos y contradic– ciones de los portugueses y demás cristianos a causa de haber sido necesario oponernos a las injusticias comunes que se hacen en el trato con los negros esclavos, en el cual, según le vemos practicar, apenas se descubre entre tantas esclavitudes una que sea con justo título, y si de ciento se halla una, será mucho. Asimismo nos hemos opuesto a otros pecados públicos y abusos perni– ciosos, todos los cuales son de grandísimo estorbo para la propagación de nuestra santa fe. Ya tengo dada noticia de todo al señor rey de Portugal y, por medio del Nuncio de su corte, también a Su Santidad, por si se halla algún remedio a tales daños; y creo fielmente que si se remediara, especialmente el abuso de los esclavos, que es la raíz de todos estos males, no carece de buenas espe– ranzas el fruto de la misión, y aun sin eso, hay bien que hacer en otras materias en que se hace a Dios gran servicio, singularmente bautizando mori– bundos y rebautizando mal bautizados, trabajando en la enseñanza de la juven– tud y en quitar gravísimas ignorancias, que solos adultos, con el uso envejecido, apenas se les puede hacer capaces de los primeros rudimentos de la fe. Así hallamos esta cristiandad y no ha sido menos necesario el quitar innumerables amancebamientos públicos, que eran los casamientos que se usaban por acá; mucho se ha remediado de esto, gracias a nuestro Señor. 4.-«En la reducción de los gentiles se trabaja igualmente, y para poderlos predicar y enseñar con más eficacia, tenemos ya aprendida su lengua y ahora nuevamente hemos hallado la entrada y están prontos a recibir la fe los de un reino llamado Safi -que lo que está menos comunicado de cristianos, está más sincero en admitir la verdad sin bárbaras réplicas-; así es el reino tranjeros, sino portugueses, en las costas de Guinea, pues de ese modo se favorecía mucho mejor el comercio portugués. Y a eso mismo asentia el Consejo Ultramarino, manifestando, a propósito de dicha carta, que convenía se prohibiese a los misione– ros · extranjeros su estancia allí, pues de otra manera se seguiría la total ruina del comercio portugués (AHU, Guiné, Papéis avulsos, caixa 2 (1681-1700). Es decir, que lo que interesaba sobre todo era el comercio portugués. ¡ Como si los misioneros castellanos fuesen un estorbo para que prosperase !

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