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MISIONES DE LA ZINGA, BENÍN, ARDA, GUINEA Y SIERRA LEONA 183 11.-»A la banda del norte de Cacheo están los ríos de Gambia y Zenaga; hay en ellos cuatro factorías, las tres de franceses y la otra de ingleses. Los reinos son más dilatados y menos los cristianos que habitan en ellos. Tampoco ha habido misionero, ni yo ni alguno de mis compañeros que haya entrado en ellos, aunque lo hemos deseado mucho por oponernos a los predicadores del Alcorán de Mahoma, cuya maldita secta se halla en estas partes grande– mente valida y son innumerables los que la profesan y admiten por la copia de iniquidades que permite. 12.-»A cualquiera de estas partes que V. A. me mandara ir con mis com– pañeros, aunque hoy son pocos, experimentará con mi pronto rendimiento lo mucho que deseo ayudar al celo de V. A., fiado únicamente en que por mi ciega obediencia me ha de favorecer Dios en todo, y yendo estos Padres dónde y cómo gustaren, no tendrán justificación sus quejas, y la santa emulación de vernos divididos trabajando en tan santo ministerio despertará a unos y a otros a solicitar con devota porfía el mayor y más colmado fruto de las almas y se conservará la paz y hermandad, que es el único medio que últimamente descubro para que no se pierda todo. 13.-»Finalmente, Señor, no puedo dejar de insinuar a V. A. la necesidad y sumo desamparo en que se hallan aquellas pobres almas y cómo el navío que nos ha de conducir para su remedio, tiene determinado partirse a mediado este mes; que el tiempo es corto y que estos religiosos que h~n venido necesitan de proveerse de algunas cosas necesarias. En este particular suplico a V. A. sea servido mandar que corra el gasto por medio de alguna persona de satisfacción, pues he conocido que conviene para su mayor consuelo el que no corra nada por mi disposición. Y asimismo hago memoria a V. A. de cómo necesito de su real amparo para que se sirva mandarme socorrer cada año con algún leve socorro de algunas cosas necesarias, pero en su natural especie, pues al presente es suficiente lo que tenemos para el culto divino: que siempre me incliné a que me falte y no a que me sobre para conformarme de esa suerte mejor con la pobreza suma que profeso y para confiar más en Dios, si bien espero de la piedad de V. A. me socorra con la emba'rcación y con algún bastimento para ella, pero de nada en especie de dinero, pues sólo busco almas, la gloria de Dios y que prospere la persona de V. A. con eternas felicidades como lo espero.» 14.-No obstante esta representación, estuvieron siempre firmes en lo ya decretado en el Consejo y así fueron dichos Padres de los Algarves a la obe– diencia y dirección del P. Fr. Antonio de Trujillo. Instaba el tiempo y el dueño del navío; con que no pudo volver a replicar más sobre la materia. El Príncipe le consoló mucho, asegurándole su amparo en todas partes, bien satisfecho de su verdad y celo; socorrió la misión con generosa liberalidad y ofreció continuarla en adelante, como en la verdad lo hubiera hecho si los

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