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MISIONES DE LA ZINGA, BENÍN, ARDA, GUINEA Y SIERRA LEONA 1.73 dido en esta corona como publican las historias con universal aclamación. Debiera asimismo ser llorada esta fatalidad de los muchos ministros eclesiás– ticos como veo sobran en este reino, haciendo tanta falta en la gentilidad, pues por su omisión se pierden tantas almas que a millares se despeñan al infierno, malogrando por su desdicha el precio incomparable de la sangre de Cristo, cuyo reparo y compasión me trajo a los pies de V. A. De todo tengo dada noticia suficiente, y así, en esta suposición, digo lo siguiente: 6.-»Que, siendo V. A. servido, me ofrezco a perseverar en dichas misiones con mis compañeros y a acudir a la más urgente necesidad, para lo cual deter– minaba hacer en la gentilidad, conjunta a las conquistas de V. A. de Cacheo, un pobre hospicio para albergue y preciso refugio de los pobres misioneros y poder con eso desde allí recorrer más fácilmente aquellas naciones bárbaras que tanto daño hacen a los vasallos de V. A., ya sembrando los dogmas pesti– lenciales de Mahoma y ya ejecutando en ellos varias crueldades, las cuales son tantas, que sólo la nación de los balantras basta para acabar con todos a causa de que al cristiano que cogen y pueden haber a las manos, o le hieren o despedazan, quedando de esto muy vanagloriosos. Mi designio era que esta nueva cristiandad se fuese adunando con los demás cristianos para que se aumentase el número y la defensa fuese mayor con la unión de las fuerzas. De esta suerte lograrán los nuevamente convertidos el amparo y auxilio necesario contra sus mismos naturales gentiles, a los que les persiguen furiosamente en haciéndose cristianos, y muchos dejan de recibir el santo bautismo por no ser perseguidos y otros se suvierten fácilmente por las contradicciones y hostili– dades que hallan, no siendo el menor atractivo para su perversión el brin– darles con la pluralidad de las mujeres y supersticiones con otras latitudes de Mahoma. Con que hallándose juntos éstos con los demás cristianos, gozarán de la seguridad y será acrecentado el número, y a ese paso serán también más fuertes los presidios, y los ministros del demonio irán perdiendo sus fuerzas y nuestro Dios y Señor será conocido y venerado. 7.-»Para este fin es preciso que los operarios evangélicos sean amparados de la piedad de V. A. no sólo para remedio de sus grandes necesidades por ser míseras las tierras, sino principalmente para que, protegidos con las cédulas reales de V. A., hallen en los oficiales y ministros de aquellas partes el auxilio conveniente, esto es, que les den embarcaciones para pasar los ríos, por ser caudalosos y peligrosos, y asimismo los acompañen para servir de intérpretes y defenderse en los caminos de las fieras. Todo lo cual es tan preciso, que sin este auxilio es casi imposible que los misioneros puedan entrar en los matos a hacer sus misiones por los riesgos continuos y fragosidad de las tierras y también porque el pobre misionero ha de llevar a cuestas el recado de decir misa y el mantenimiento que ha de comer, a causa de que los gentiles no le darán cosa alguna si no se la pagan primero. Para esta empresa es necesario

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