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172 MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA cosas algunas circunstancias para más claro conocimiento de ellas y asegurar el acierto. 3.-»Lo primero, Señor, supongo mi indiferencia en razón de ir o que– darme; que, pues soy el principal obstáculo en el juicio de algunos ministros y en quien se ha puesto el mayor reparo, es cuanto debo decir y ejecutar para no perjudicar en lo más mínimo en negocio tan del servicio de Dios; y así en esta parte determinará V. A. lo que juzgare ser más acertado. Lo segundo que pongo en la consideración de V. A. es la nueva cristiandad que los hijos de la Capucha, a costa de sus vidas y con la ayuda de Dios, han formado y conservado en las partes de Guinea y en otras pertenecientes a las conquistas de esta corona desde el año 1646 hasta el presente. Lo tercero que asimismo acuerdo a V. A., es la multitud de herejes ingleses, holandeses y franceses que habitan en ellas, sembrando sus errores entre aquellos infelices negros, no siendo pequeño el fruto que se ha conseguido entre gente tan obstinada y perjudicial, pues, fuera de otros mucho herejes, convertimos con la ayuda de Dios a nuestra santa fe católica al general inglés, y el mismo día que me embarqué para venir a Cabo Verde, llamado del Obispo, se convirtió un capitán de la misma nación, y después de reconciliado, le casé luego según el orden de la Iglesia romana. 4.-»Lo cuarto que V. A. debe tener entendido, así para el remedio como para la inteligencia de lo que estos pobres han servido a la corona de Portugal, es que los sectarios de Mahora tienen contaminadas todas aquellas conquistas, pues entran los mandingas, que son los que la enseñan, haciendo misiones por todos los más reinos y llegan con ellas hasta las nuestras. A lo cual nos hemos opuesto de suerte que aunque a costa de muchos trabajos y peligros de la vida, los hemos desterrado de todos aquellos confines, siendo tan pestilen– ciales los que la enseñan, que no sólo engañan con sus malas artes a aquellos pobres bárbaros, pero también a muchos vasallos de V. A., que viven entre los gentiles y de ordinario peor que ellos, de lo cual tengo larga experiencia; y si Dios principalmente y después V. A. con su gran celo no lo remedian, presto inficionarán los de esta secta infernal hasta el Mar Bermejo, pues no es creíble el ansia con que solicitan su dilatación. 5.-»Este es un punto de tanta consideración y plaga tan infeliz, que debiera ser llorada por todos los cristianos y principalmente de V. A., a quien privativamente pertenece atajar tales daños por ser dueño de estas conquistas, procurando con toda la solicitud posible el que nuestro Dios y señor omni– potente s~a conocido, amado y reverenciado en ellas, pues es precisa corres– pondencia de los príncipes cristianos y en particular de los de esta corona, a los cuales desde su origen los destinó la Majestad divina con su divisa para que diesen a conocer su santo nombre a los más remotos climas del mundo; obligación que cumplieron tan heroicamente los señores reyes que han prece-

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