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Prosiguen las misiones de Sierra Leona los religiosos que quedaron en ellas y en el ínterin viene el Prefecto a dar razón de todos y a satisfacer a las calumnias que les habían impuesto por los motivos que se manifiestan en los memoriales siguientes. 1.-Habiendo visto las contradicciones de los portugueses residentes en diferentes poblaciones de Sierra Leona y partes circunvecinas de Guinea, fué preciso ocurrir a Lisboa por el remedio y representar vivamente en aquella corte los lastimosos daños que se seguían a las almas por los desórdenes y vicios públicos de los que las gobernaban. Estos llevaron tan agriamente el ser reprendidos que, para desahogar su enojo, formaron inter privatos et notos la información mencionada en el capítulo precedente y la mandaron a Lisboa cautelosamente, no con otro fin que con el de erradicar del todo la misión de los nuestros de todas aquellas tierras para verse libres de las reprensiones saludables de los religiososy poder vivir con toda la libertad de conciencia (141). 2.---.Vinocon esta comisión a Lisboa el P. Fr. Antonio de Trujillo, pade– ciendo muchos trabajos por mar y tierra, y en el ínterin sus compañeros prosi- (141) Los m1S1oneros trabajaron con gran actividad y celo apostólico en Sierra Leona, aunque por desgracia la salud no les acompañó, pues, al poco tiempo de lle– gar, murieron cuatro y otros cuatro tuvieron que volver a la Provincia el primer año, con el fin de restablecer sus decaídas fuerzas (Carta del P. Trujillo a Propaganda, 14 de junio de 1683, APF, SR, v. 490, ff. 170, 173). El motivo de ir el P. Trujillo a Lisboa fueron las persecuciones, contradicciones y calumnias levantadas por los portugueses contra los misioneros. Todo ello lo ex– pone en carta por él dirigida a la Congregación desde la capital de Portugal el 9 de febrero de 1683 (APF, SR, v. 496, ff. 350 ss., y Acta, a. 1683, v. 53, ff. 69-7lv.). Dice en ella las dificultades, fatigas y enfermedades mo.rtales que han padecido, ha– biendo muerto cuatro de sus compañeros y otros cuatro vuelto a España a causa de la miseria de aquel país, donde faltaban hasta las cosas más necesarias; añade que no era de extrañar que en aquellas partes no se hiciese mucho fruto porque había muchos ingleses, enemigos del catolicismo, y que, siendo casi imposible la perma– nencia en aquellas regiones, había tomado la resolución de ir a la isla de Cabo Verde , sujeta a la corona de Portugal, donde había sido llamado dos. años antes por el obis-

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