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MISIONES DE LA ZINGA, BENÍN, ARDA, GUINEA Y SIERRA LEONA 157 el obispo de aquella ciudad a tomar información jurídica de ellos para remi– tirla a Roma. Después trajeron la caja a Madrid y se la entregaron a la Excma. Sra. Duquesa de Aveiró, la cual mandó labrar otra más curiosa y decente y, quedándose con otro hueso del siervo de Dios, la mandó remitir a Navarra. Colocóse dicha caja en la bóveda común del convento de Cintruénigo, adonde vivió algún tiempo el siervo de Dios. Convienen los informes en que son innumerables los enfermos de varias enfermedades que han cobrado salud por el contacto de sus reliquias, estando muchos deshauciados, y otros repenti– namente con admiración común (140). (140) Por ajena mano se ha puesto al final de este capítulo XVI la s1gu1ente nota : «Faltan los misioneros que dejó el Prefecto en Cacheo y en Cabo Verde y el fruto que allí hicieron>.
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