BCCCAP00000000000000000000226

MISIONES DE LA ZINGA, BENÍN, ARDA, GUINEA Y SIERRA LEONA 155 12.-Estas contradicciones de los portugueses se fueron aumentando, de suerte que le fué preciso al Prefecto dejar a Sierra Leona y venir a Lisboa a dar razón de su misión y a satisfacer a una información llena de calumnias que entre eclesiásticos y seglares habían hecho secretamente contra él y sus compañeros, dándoles por sospechosos a la corona y atribuyéndoles que iban, como han hecho en otras ocasiones, a conquistar aquellas tierras para nuestro rey católico. Todo este encono y maquinación fué efecto del enfado que conci– bieron !os sobredichos contra los nuestros por predicarles desnudamente la ver– dad y por afearles sus vicios y demasías. Estos eran de la calidad que hemos refe– rido en los capítulos precedentes; y como principalmente los más gravados eran los ministros y oficiales que gobernaban lo eclesiástico y secular, éstos tomaron a su cargo el erradicar con falsedades e imposturas la misión para obrar más libremente. Padecieron varios accidentes después y en el ínterin con el mal sustento, trabajos continuos y grandes penalidades, enfermaron muchos de los misioneros; de éstos murieron algunos y otros quedaron tan sin· fuerzas, que había allí religiosos de su hábito, pero que no hacían sino lo que hacían en este reino de Portugal, ya que los prelados no tenían ni letras ni presti gio, acerca de lo cual había escrito al Provincial de la provincia de la Soledad, sin obt ener res– puesta sobre los sujetos que p edía para estas misiones tan necesarias; que para satis– facer su obligación para con Dios y V. A. representaba el singular fruto que los Pa– dres misioneros capuchinos de Castilla habían hecho y hacían en Sierra Leona y ríos de Guin ea entre cristianos y gentiles, y que a falta de otros ministros se había visto obligado a llamar al P. Prefecto para saber lo que se había hecho en las tierras suje– tas a Portu gal y las órdenes que tenían sobre las misiones y con objeto de que le ayudasen a cumplir aquella precisa obligación , y que había sido Dios servido que la carta y aviso llegó a Sierra Leona en ocasión en que las guerras y otras cosas habían causado algunos muertos, estando otros enfermos , y que, dejando tres de sus com– pañeros para conservar allí la cristiandad que se convirtiese, pasó el Prefecto con seis religiosos a Cacheo y en pocos días que allí había asistido, habían hecho tanto fruto como lo exponía el capitán mayor y moradores de dicha ciudad , respondiendo que, un a vez quedara desembarazado de los cuidados de aquella isla y dejando cinco compañeros, pasaría con otro a aquella isla de Cabo Verde, adonde el obispo le des– tinara para hacer misión en la misma isla, esperando no menos fruto y grande re– forma en aquella cristiandad, de que tanto necesitaba , añadiendo que si no tomaba aquellos misioneros bajo la protección de S. A., se volverían a España, obligados por la necesidad; por ello representaba que, puesto que sin estos ministros quedarían abandonadas aquellas almas sin ministros evangélicos que los alienten, los cuales, por otra parte, serían de gran utilidad repartidos por los ríos de Cacheo y poblacio– nes de Farim y Geba, esperando por lo mismo se les atienda en esto». Con esa carta del obispo iba otr a del P. Trujillo insistiendo en lo mismo, es decir, en que se le permitiese establecer la misión no sólo en Sierra Leona, donde ya esta– ban, sino también en Cacheo y Cabo Verde. El P. Trujillo debía manifestar también su deseo de venír a Lisboa a exponer el estado de las cosas, puesto que el Consejo Ultramarino, en la reunión tenída el 30 de agosto de dicho año 1681, en la que examinó la carta del Obispo y los deseos del P. Truji!lo, dice que, teniendo en cuenta el buen proceder de los religiosos en aquellas conquistas de Portugal, debía mandarse tal solicitud a la Junta de misiones, y que no había inconveniente en que se conceda el permiso solicitado por el P .Tru– jillo para ir a Li sboa a exponer al rey algunas cosas (AHU , Conselho Ultramarino, Cód. 478, f. 33, Consultas mixtas de Sto. Tomé y Cabo Verde, de 1673 a 1747). Sin embargo, no se encuentra ninguna resolución concreta del rey sobre el particular.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz