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142 MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA tal facción. Este bárbaro dispensa con ellos en todos los derechos y con esta prevención comienzan su jornada. Acaecía al principio de su reinado que, guiado del dictamen de la razón y convencido de las persuasiones de los religiosos, quiso, aunque no en el ejercicio de piratear, en otros semejantes y tan perjudiciales, renunciar al derecho y potestad adquirida o, por mejor decir, usurpada tiránicamente; ofrecióse luego el caso de brindarle un hombre con toda su familia y parentela para que los hiciera esclavos y le pagase el precio en la conformidad que lo habían acostumbrado los reyes sus antepasados; rehusó la compra por entonces, pero, en sabiendo lo que pasaba, ciertos malos cristianos, fueron y le aconsejaron que prosiguiese con los estilos de sus ante– pasados y no hiciese caso de lo que le decían los religiosos. Con este infame dictamen volvió a su costumbre antigua y aún con más eficacia, porque son tenacísimos en observar las costumbres de sus mayores y temen grandemente a sus difuntos si las quebrantan. 4.~Pero que un bárbaro de éstos venda con tanta facilidad su parentela, no es mucho, pues al fin es bárbaro; lo que no cabe en ponderación humana es que se hallen cristianos en aquellas partes que por sola codicia y un precio vilísimo, vendan toda su familia, como lo hizo uno no ha muchos años en tiempo del rey antecedente. Esto de vender al rey las propias familias sucede a cada paso; por lo cual viven los cristianos con peligros manifiestos de ser vendidos por esclavos y aun los religiosos temen cada día hagan otro tanto con ellos, y que el rey los compra con tanta facilidad no es mucho que a veces se los venden los mismos cristianos a él y a los ingleses sólo por una vasija de vino o cosa semejante (125). Los pretextos con que en este país reducen a escla– vitud la gente son casi los mismos que en otros reinos de Guinea; unas veces porque quebró alguno una caña de millo o cortó una espiga; otras porque sucede esconderse una mujer entre el millo, no lejos de su marido, y si al pasar por el camino le habla algún hombre o la saluda, da luego voces diciendo que la ha violentado y con eso le cogen y le hacen esclavo en pena del delito imputado. En la muerte del rey y de otros magnates acostumbran sacrificar al demonio algunos esclavos, más o menos según la calidad de la persona. 5.-Con este modo de insidias y enredos se enlazan cada día unos a otros, y el rey, por no ser menos que los vasallos, se vale de semejantes trazas. Coge éste un esclavo y se lo entrega en custodia a un blanco~a los cuales no les es lícito recusar tal encargo porque les sucedería mal; pónenle luego en prisión para asegurarle y, sin poderlo remediar, se suelen desesperar y quitar la vida de coraje; en tal caso no permite el rey que se saque el cuerpo del cristiano o (125) En una acotación marginal fué puesta por mano extraña esta nota: «Está mal informado, que no sucede así y cuestan mucho más.»

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