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MISIONES DE LA ZINGA, BENÍN, ARDA, GUINEA Y SIERRA LEONA 137 de los fugitivos, castiga a toda aquella población con pena de esclavitud, di– ciendo que ellos le han ocultado sus esclavos. Envía luego sus soldados y cogen a cuantos pueden para venderlos. Este modo infame se llama comúnmente en la Guinea caer guerra, lo cual ni es guerra ni tales visos tiene, sino latro– cinio y pretexto diabólico para aumento de la codicia y alimento de su crueldad. 20.-Antes de salir este rey o monstruo del infierno a hacer tales iniqui– dades, procura prepararse con otras tan horrendas, que hacen estremecer los huesos y tapar los oídos. Toma, pues, dos niños de pecho, y por preparación para el buen suceso ·del pillaje, estando presentes las madres, los hace echar en un mortero grande y que los muelan hasta hacerlos una plasta; pero si sucede no haber niños para el caso o tan a la mano como quiere, manda traer dos mujeres preñadas y hace que las abran y les saquen del vientre las cria– turas. Luego prosigue el que muele su tarea comenzada y de calidad que no ha de soltar la mano del mortero hasta tanto que se llegue cerca del lugar de este inaudito sacrificio alguna doncella incorrupta; entonces a la infeliz que llega la cogen y la llevan delante de la que llaman ivan, que es una culebra muy grande, y se la sacrifican como a su dios, haciéndola pedazos. 21.-Acabado este horrendo sacrificio, toman la masa del mortero y untan con ella las saetas y demás armas que usan, y, según cuentan los prácticns, hace la operación del veneno mortífero,. Pero snbre todo, lo, que es más horroroso es que hay cristianos tan avarientos que gratifican a estas fieras infernales los agasajos que les hacen, presentándoles esclavos, con cosas sagradas con que después hacen mil hechicerías y abominaciones. Cierto capitán le dió a dicho rey un relicario, y contándole a nuestros religiosos el caso con gran donaire, le afearon la acción, pero para sincerarse de ello, satisfizo diciendo que no lo hubiera hecho si no hubiera tenido el mal ejemplo de cierto indigno sacerdote que se anticipó a dar al mismo rey algunas imágenes sagradas, de las cuales y de cruces tiene una gran bolsa llena: Sicut populus, sic sacerdos. Hay, en fin, gran mal por este lado, y si Dios no lo remedia y los príncipes cristianos a quienes toca solicitar remedio, no arriman el hombro, cada día será mayor la llaga. La modestia y atención al decoro del estado no permite más expresión en este particular; con todo, a fuer de hijo de la Iglesia católica, debo mirar por su lustre y en el modo más decente manifestar la verdad y no ocultarla, pues esto sería ofenderla: Qui veritatem celat, nocere desiderat; así lo enseña la glosa 2, in capite fide investitura ínter dominum et vasallum; y así por ser tan común la relajación, casi pasa a ser absoluta, se puede decir con David al salmo 13, que: Corrupti sunt, et abominabiles facti sunt in studiis suis, y lo demás que se contiene en él desde el verso referido hasta el sexto.

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