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136 MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA pretexto o título con que cohonestar el hecho. Tal vez sucede hacer esclavo a un muchacho porque otro le acusó de que había desgranado una espiga de millo de su vecino, y juntamente con él hacen esclavos a sus hermanos, padres y parientes. 17.-Los ricos y poderosos gozan del privilegio de poder cautivar, porque no hay quien les resista, a cuantos miran con desafecto y cuando a ellos se les antoja, y porque la codicia no pierda sus intereses, con facilidad ejercitan _el privilegio. El rey procede con la misma libertad. Si sucede acertar a ver cerca de su casa algún negro que va a sus dependencias, al instante entra en sospecha y toma de ello pretexto para decir que lo solicita alguna de sus concubinas; forma luego litigio sobre éstos y examina las mujeres; si sucede que éstas niegan el delito que se les impone, cohecha a una de ellas para que diga que sí, y la tal hace tan bien el papel, que al tiempo de la contienda suele salir al tribunal y confirmar la falsedad del rey con mil mentiras. Dase sentencia contra el pobre inocente y, como si fuera el pecado de Adán, quedan comprendidos él y toda su parentela, y después los vende por esclavos. Los paisanos de esta nación bárbara y cruel suelen acudir a las ferias que entre ellos se hacen, pero si sucede perdérsele alguna cosa a alguno, aunque sea alfiler, al instante arman pleito y se querellan del forastero diciendo que lo ha hurtado. De esta suerte, sin más averiguación, hacen cautivo al inocente y a cuantos forasteros pueden haber a las manos. 18.-Más adelante de las tierras referidas, hacia oriente, habita la nación de los mandingas, en la cual hay un pueblo de cristianos, que se llama La Geba y es bien nombrado por su comercio. Hay entre aquellos gentiles un rey que llaman del Cabo, el cual procura tener siempre un número cuantioso de esclavos, todos los más para venderlos y los menos para que labren las tierras y le sirvan en semejantes ministerios. Su modo de vender es darlos a cual-. quiera que le hace primero algún agasajo, pero siempre guardándole el respeto a su avaricia. Es este rey tan feroz y tan cruel e inhumano, que les quita la vida a cuantos se le antoja, sin más motivo que gustar de ello. Empléase ordi– nariamente en hacer hostilidades y en ayudar a otros para que las hagan, sin otro interés que el de ejercitar su crueldad. En estas ocasiones hace gravísimos daños a cuantas poblaciones coge de paso y cautiva a cuantos encuentra en los caminos. 19.-Hechas estas y otras semejantes maldades que ellos llaman guerras, aunque no son sino robos y cacerías de hombres, conduce el tal rey los esclavos a su tierra y luego los va repartiendo porr sus poblaciones para que los tengan en custodia los vecinos hasta que él se los pida; mas su fin no es tanto el que se los guarden cuanto el que luego veremos. Sucede muchas veces escaparse alguno o algunos de los pobres prisioneros y llega la ocasión de haber quien compra esclavos; entonces pide el rey los suyos, y como no pueden dar razón

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