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MISIONES DE LA ZINGA, BENÍN, ARDA, GUINEA Y SIERRA LEONA 135 en semejantes cosas ni cooperan a ellas sino en cuanto son medios necesarios para ajustar su compra y venta. Pero pasemos adelante. Cuando sucede no haber esclavos que vender de los que adquieren en los modos dichos., aquí es donde refinan los mercaderes la potestad que a Dios le han usurpado, deján– dose adorar y ofrecer sacrificios, mostrándose tan divinos que reprenden de tibios y pusilánimes a los magnates gentiles porque no tienen habilidad ni se arrestan a cautivar a cuantos se les ponen delante; muéstranse desdeñosos, melancólicos y airados, diciéndoles desaires, y entre ellos: «Quitaos allá : es muy bueno que hayamos llegado a vuestros puertos y no tengáis qué ven– dernos; decidme, ¿ qué crédito adquiriréis con los de Europa cuando .sepan esto?» 14.-Excitados los bárbaros con estas y otras semejantes reprensiones y fingimientos, se enfervorizan algo; luego entran las adulaciones y se preparan para cualquier atrocidad, y en estando de este temple, sale el vino y el aguardiente; beben fuertemente y, ocupados de tales licores, salen como furias del infierno y van a buscar negros y cogen a cuantos encuentran, sean hijos o parientes; llévanselos a los mercaderes y vuelven a beber y a coger más, hasta hacer la carga. Este es el estilo común en cuantos van a comprar negros a aquellas islas, pero si falta el vino y el aguardiente, no hay que ir a com– prarlos, pues ante todas cosas es preciso afervorizar el contrato con la em– briaguez. Pondere ahora el piadoso las crueldades, tiranías y abominaciones escandalosas que, demás de las dichas, intervienen en tales compras. 15.-Pasando a la ribera oriental del ya referido río Grande, se extiende a lo largo cierta nación muy dilatada que llaman de los biafaras; entre éstos no son muchos los esclavos que suelen hallar a causa de que no son dados a los latrocinios como los bisogoes; pero sin embargo, en hallando la ocasión, la logran como los demás. No ha muchos tiempos ni aun meses que, estando un navío inglés en uno de sus puertos comerciando esclavos, le cogieron y demás a más al capitán con algunos de sus soldados que se hallaban en tierra, y los hicieron cautivos, y por gran favor y mayor precio se alcanzó de ellos el que no los vendiesen por esclavos a otra nación. Tienen las presas de los blancos por singular favor del cielo y como tal dicen que Dios se lo envía para su remedio. 16.-De esta nación se dice que cuida poco de la cultura de los campos y de trabajar en otros ministerios convenientes para vivir; su ocupación ordi– naría es introducir litigios, acusaciones y trampas a fin de reducir a servi– dumbre a cuantos pueden. Unas veces por el título de herencias remotísimas y aparentes; otras, porque cuando se libertaron faltó algún requisito o no se halla el instrumento de la libertad; y a este tenor inventan mil falacias ridícu– las. De aquí se originan discordias, odios, avaricias, violencias y todas suertes de injusticias, con que a los que hacen esclavos, siempre les imponen algún

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