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XVI MISWNES CAPUCHINAS EN ÁFRICA Como Fr. Francisco de Pamplona se embarcó para el Darién en octubre de 1647, el asunto de la misión de Benín quedó de momento paralizado. Sola– mente unos meses más tarde, el 16 de marzo de 1648, el Nuncio en España se esforzaba por conseguir que los Capuchinos aragoneses se hiciesen cargo de esta misión (32) ; mas, ante el poco entusiasmo demostrado por aquéllos, el 8 de junio se confiaba conjuntamente a las provincias de Aragón y Valencia, designando al propio tiempo como Prefecto al P. .Angel de Valencia, que se encontraba a la sazón en Roma, de regreso de la misión del Congo y en calidad de embajador de aquel rey junto con el P. Juan Francisco de Roma. En esa misma fecha fueron designados otros once misioneros más, escogidos de una y otra provincia (33). En noviembre de 1648 se encontraba ya en Madrid el P. Angel de Va– lencia gestionando pa&ajey embarcación ante el rey y el Consejo de Indias, así para la misión de Benin como para la tercera expedición de misioneros al Congo; pero fueron tantas las dificultades que encontró, que no se vieron allanadas hasta que Fr. Francisco de Pamplona hubo regresado del Darién (34). Por fin, el rey, no obstante la oposición del Consejo de Indias, otorgaba el pase tanto para los misioneros destinados al Congo como al Benín, mandando, por su cédula de 11 de agosto de 1649, se concediese «al dicho Fr. Angel de Valencia y a los demás religiosos que ha de llevar consigo, embarcación y las demás cosas necesarias para su viaje y todo el favor y ayuda que fuera menester para conseguirla» (35). A pesar del expreso mandato del rey, surgieron aún nuevas dificultades, sobre todo por haberse declarado en Andalucía la peste y teniendo los misio– neros que dedicarse a asistir a los enfermos; por esa misma razón, en vez de los doce religiosos que a Benín estaban destinados, solamente pudieron embarcarse ocho en total (36). Salieron de Cádiz en los primeros días de febrero de 1651, yendo en otro barco los que marchaban al Congo; arribaron a las Canarias y allí se separaron, yendo los de Benín bordeando la costa de la Malagueta a lo largo de Guinea, teniendo lugar los sucesos que narra el P. Anguiano en su relación, la que coincide en un todo con la del P. Cavazzi, quien, según afirma, recogió esas mismas noticias de boca de los PP. Bartolomé de Viana y Felipe de Híjar en 1654 (37). (32) HILDEBRAND, O. F . M. CAP ., Le Mart yr Georges de Geel et les débuts de la Mission du Congo, Anvers, 1940, 115. (33) !bid. (34) ANGUIANO, Misiones Capuchinas en A/rica ... , o. c., 314 ss., y AsPURZ,o. c., 252. (35) Cfr. ANGUIANO, o. c., 323-25, donde copia la mencionada cédula real que se dirigía igualmente a los misioneros del Congo y de Benín . (36) Cfr. infra , cap. III, n. 2, los nombres de todos ellos. Se contaba asimismo uno extranjero , el P . Eugenio de Flandes, así llamado, pero que en realidad era origi– nario de Gr ammont (Fland es oriental). Cfr. HILDEBRAND, o. c., 116. (37) CAVAZZI, o. c., 350.

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