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MISIONES DE LA ZINGA, BENÍN, ARDA, GUINEA Y SIERRA LEONA 133 la parte de tierra que las otras naciones y su ejercicio ordinario es el hurtar y cazar a cuantos pueden haber a las manos. Lo que se suele feriar común– mente en los puertos de dicho río, es marfil, tintas y algo de oro; aquí pocos esclavos se venden y esos son de los que roban los fulos o de los que cogen en otras naciones en semejantes cacerías y por otros medios insidiosos. 7.-El sobredicho río Grande, cuyas vertientes al mar tienen de latitud como veinticinco leguas, entra por diferentes brazos, los cuales forman muchas islas, entre las cuales hay doce que comúnmente se llaman bisogoes, y les da ese apellido la nación que las habita; es gente barbarísima, agreste y dada a las hechicerías sobre todas las demás de Guinea; entre estos bárbaros se hace el principal empleo de los esclavos por ocasión de residir los mercaderes cristianos en los pueblos de Cacheo, La Geba, Farin y Bisao, que pertenecen a dichas islas, en todas las cuales no se vende otra cosa que esclavos y algún poco de millo. Un año con otro saldrán de dichas islas más de cuatrocientos esclavos, siendo así que son islas pequeñas; los medios y modos tiránicos y diabólicos con que se cautivaron, venden y compran son los siguientes. 8.-Su dios, su nobleza, su estudio continuo y todas sus artes y disposi– ciones diabólicas de estos bárbaros consiste únicamente en andar a caza de hombres y hurtar cuanto pueden para vendérselos por esclavos a los cristianos y aumentar por esa vía sus caudales. Para este fin salen cada día con sus canoas a corsear por las riberas del mar y de dichos ríos y, ya sean blancos o ya negros, no perdonan a nadie, y si pueden apresar los navíos de los puertos, las mercaderías y aun a los mismos mercaderes, después de concluídas las depen– dencias con ellos, a todo se arrestan, y luego lo venden a otros comerciantes, con los cuales, si pueden, hacen otro tanto. Cuando sucede conseguir alguna buena presa de éstas, si en ella hay blancos, se los sacrifican a sus ídolos en hacimiento de gracias, y esto de calidad que se tiene por sumo favor el poder rescatarse alguno, aunque sea por precio excesivo. 9.-Hallándose nuestros religiosos en Bi"sao el año pasado, cogieron los bárbaros un navío de la misma población y en ella a ciertos mercaderes; lleváronlos. luego al punto al lugar del sacrificio y, estando ya al pie del altar del ídolo para matarlos, intercedió por ellos cierta vieja sacerdotisa o pitonisa, que es lo mismo, a la cual llaman en su idioma balaba, y los perdonaron y dieron libertad. Estos indultos son muy raros, pero los robos muy frecuentes, y las leyes que observan para cohonestados y cautivar a los hombres, son tan bárbaras como ellos mismos; irémoslas refiriendo y notando el modo cómo las practican y también cómo se portan con ellos los europeos en el comercio y compras de los esclavos, lo cual no parece puede caber en juicio humano, pero ello pasa así a la letra . 10.-Cuando muere algún padre de familias, el hijo o pariente más cer-

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