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INTRODUCCIÓN XIII reina Zinga y acompañar luego a la hermana de ésta, Bárbara de Silva, que aquéllos tenían prisionera. En abril de 1656 el P. Antonio, dejando la men– cionada princesa en Ambaca, partía para la corte de la Zinga, donde fué recibido de ésta con las mayores muestras de alegría y respeto y con todos los honores de un sacerdote y enviado del Señor (14). Zinga hizo pública– mente abjuración de todo, mandó igualmente que sus vasallos lo hiciesen, y que no ofreciesen sacrificios humanos ni comiesen carne humana; abolió la idolatría, etc., cambiando completamente desde entonces la vida tanto material como moral de los habitantes de Matamba; de tal manera que, el 21 de noviembre de 1656, podía escribir uno de los misioneros: «Ya la misión está fundada y reducida a término que se ve con el favor de Dios» (15). Para terminar aquella obra faltaba solamente que la reina Zinga hiciese un acto de obediencia y acatamiento al Papa, lo que se propuso coµ motivo del viaje que el P. Prefecto, Serafín de Cortona, determinó hacer a Europa. Con el P. Serafín debía ir un embajador especial de parte de la reina, pero, encontrando dificultades para el viaje, se embarcaron solamente el Prefecto y Fr. Jerónimo de La Puebla, hermano lego español, saliendo de Loanda en 1658, dirigiéndose éste a su provincia de Aragón y aquél, a Roma (16). Lle– gado a la Ciudad Eterna, presentó al P. Serafín las cartas que llevaba de la reina, una para el Sumo Pontífice y otra para la Congregación de Propaganda; en ellas hacía constar cómo, gracias a la predicación de un Padre capuchino·, tanto la reina como sus súbditos habían dejado la idolatría, se había levantado en la corte una iglesia y los de la capital habían sido bautizados. Pedía por otra parte le fuesen enviados nuevos misioneros (17). A la carta dirigida al Papa contestó Alejandro VII con otra a la reina, fechada el 19 de junio de 1660. La Congregación lo hizo a su vez el 6 de octubre del mismo año; en ésta se le pedía la fundación de un seminario para el clero indígena y que se prohibiese de modo absoluto el que los dedicados a la trata de esclavos comprasen como tales a los que habían recibido el bautismo (18). Al mismo tiempo que las cartas citadas, eran enviados a la reina Zinga (14) Cfr. CESINALE,o. c., 601-602. (15) Ibid., 606 y 608. (16) Ibid., 615. Fué seguramente entonces cuando el P. Serafín de Cortona presentó a la Congregación de Propaganda la relación de la conversión de la reina Zinga, que se conserva en el Archivo de dicha Congregación, SA, v. 250, ff. 267-278. En ella refiere lo que había sido antes la reina Zinga; hace constar que su conversión dió comienzo precisamente con el encuentro de los PP. Francisco de Veas y Buena– ventura de Corella, ambos Capuchinos españoles, a los que hizo prisioneros. Existe también en el citado Archivo otra breve relación (ibid., ff. 228-29) del reino de la Zinga, fechada en Angola, 10 de febrero de 1655. (17) Cfr. en CESINALE,616, los textos de ambas cartas. (18) Cfr. CAVAZZJ, o. c., 403-5.

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