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MISION DE SIERRA LEONA Muere el P. Fr. Antonio de Jimena en Gambia con general aclamación de santo y milagroso; prosigue el P. Fr. Serafín la reducción de los reinos de Sierra Leona y muere con igual fama de santidad. !.-Habiendo trabajado por espacio de tres o cuatro años, poco más o menos, en cultivar los pueblos de Arrecife y Gambia el P. Fr. Antonio de ·Jimena, lleno de días de trabajos y buenas obras, le sacó nuestro Señor de esta vida miserable para darle el premio de todo en la eterna y bienaventurada, como piadosamente se cree (89). Tuvo su fallecirnien.toen la aldea de Guida, y, después de su muerte, recogieron los fieles sus pobres alhajillas y las guar– daron por reliquias. Después, o porque el siervo de Dios se lo pidió antes de morir o porque allí no había iglesia, trajeron su cadáver a Cacheo y le sepul– taron honoríficamente en la parroquia de San Antonio de Padua. Acudía la gente piadosa que le conoció a su sepulcro y por la intercesión del siervo de Dios consiguieron muchos favores especiales del cielo. Fuése aumentado la devoción de la gente, y deseando colocar sus huesos en parte más decente, abrieron la sepultura para sacarlos, pero, ¡oh bondad inmensa de Dios!, en toda ella ni en su circunferencia, con ser sepultura señalada y no haber pasado muchos años, no hallaron en todo aquel espacio siquiera un hueso, sino una imagen de bulto como de media vara de San Antonio de Padua de capu– chino (90). 2.-Adrniró este prodigio la gente y se aumentó la devoción de los fieles de calidad que, según me he informado de personas fidedignas, la tal imagen (89) El P. Antonio de Jimena había fallecido ya antes del 2 de septiembre de 1653, fecha en que el P. Basilio de Antequera escribía a la Congregación pidiéndole ser des– tinado a esta misión, ya que de los misioneros que se habían enviado no quedaban más que uno (APF, SA, v. 248, f. 47). (90) Esto mismo, <;;On&igna en su obra Vida y virtudes, 257.
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